Noticia enviada por: Gema Pérez - Ing. Agrónomo Paisajista
Fotografía del Parque del Capricho (Madrid) - Autora: Gema Pérez
EL jardín de las delicias', la obra más conocida de El Bosco, llegó a España en el siglo XVI. Es uno de los grandes exponentes del arte flamenco medieval. Para los entendidos, es una joya. Para los aficionados, también. Resulta casi una obviedad señalar que es una de las piezas más famosas del Museo del Prado; es lógico que los especialistas hayan tardado dos años en restaurarla y es comprensible, por supuesto, pagar seis euros por verla. Guste o no el contenido de este óleo, nadie pone en tela de juicio de su valor.
Existen otros jardines, sin embargo, que a pesar de reunir características similares al pintado por El Bosco, no gozan del mismo reconocimiento universal. Tan deliciosos y antiguos como él -o, incluso, más todavía-, son una muestra viviente del arte flamenco, romano, mudéjar, renacentista o hispano musulmán. Son extensos -sólo en Madrid ocupan 2.000 hectáreas-, ricos en especies vegetales, en trazados «a conciencia» y en elementos de ornamentación. Su valor reside en lo que representan: «creencias, filosofías y pensamientos» de otros tiempos. Requieren, por lo tanto, un mantenimiento «periódico y delicado» que, «por desgracia», no siempre tienen. Son los jardines históricos de España.
Extracto del artículo Otras ramas del arte de LAURA CAORSI/ideal digital. Ver artículo completo
Panel central de el Jardín de las delicias - El Bosco
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